LA GATA
LARI
Y
EL RATÓN
DIEGÓN
En una casa muy pequeña viven una
linda gata blanca y un ratón gris.
Ellos son muy amigos y se quieren
mucho
Pero están muy aburridos dentro
de su casita y deciden construir
un carro volador para ir de paseo
por el mundo
Diegón es muy fuerte y carga algunas
maderas mientras la gata Lari busca
algunas herramientas y pega para ayudar
en tan difícil tarea
Poco a poco recolectan todo lo necesario para
hacer ese carro donde conocerán el mundo
que no pueden ver encerrados en su casita
Diegón: A ver… madera, pega, martillo,
sierra, clavos…1, 2, 3…ya creo que tenemos todo
Lari: ¿Y la pintura rosada?
Diegón: ¿Pintura rosada para qué?
Lari. Para pintar el carro pues
Diegón: ¿Qué te pasa Lari? Yo no voy a volar
en un avión rosadito
Lari: Pero yo si
Y muy decidida, sale la gata Lari corriendo
a comprar un galón de pintura rosada…
…mientras Diegón comienza a cortar las piezas
para armar su carro volador
Cuando Lari regresa escucha que hay
mucho ruido en la casita y asustada se acerca
a ver que pasa allá adentro.
Diegón: pasa, Lari, pasa, estoy uniendo las
piezas con unos clavos, no te asustes.
Entonces Lari entra con el pote de pintura
y lo coloca a un lado para ayudar a Diegón
en la construcción del carro.
Lari: ¿Y yo que puedo hacer?
Diegón: Nada Larí, mucho ayuda el que
no estorba, siéntate encima del pote de pintura
y me dejas trabajar tranquilo.
Lari: Pero no seas malo, Diegón, déjame ayudarte
Diegón: No y no. O te quedas quieta ahí o te vas.
Sólo te voy a permitir que pintes el carro
cuando esté listo.
Lari: ¡Pues no! Me voy porque eres un ratón
muy egoísta, pero te lo advierto: si el carro no
vuela bien, esa no será mi culpa.
Pero Diegón se siente muy seguro de lo que
está haciendo porque él ya inventó un carro
igual en miniatura y sabe que le va a quedar muy bien.
Al cabo de unas horas Lari vuelve a aparecer,
pero esta vez con dos helados…
…y le dice a Diegón: Si me dejas ayudarte te
doy este heladito.
Diegón se queda pensando y mirando el helado
con muchas ganas de tomárselo
Lari: ¿Entonces, te ayudo o no?
Diegón: Está bien, pero sólo échale un poco de pega
a las alas mientras yo salgo a disfrutar del heladito
y a descansar.
Lari muy emocionada le entrega los dos helados a
Diegón y agarra una brocha, el pote de pega y muy
inspirada comienza a echar pega al carro volador
no sólo en las alas sino en el volante, los asientos,
las puertas y las cerraduras.

Lari muy emocionada le entrega los dos helados a Diegón y agarra una brocha, el pote de pega y muy inspirada comienza a echar pega al carro volador no sólo en las alas sino en el volante, los asientos, las puertas y las cerraduras.
Lari: Yo creo que ya está listo, ahora lo voy a pintar
de rosadito.
Pero como Lari estaba dentro del carro y sentada
en el asiento donde había echado pega,
no podía pararse.
Lari: Ay, ay, no puedo moverme…ay, no, no, no
AUXIIIIIIIIIIILIO DIEGOOOOOOOOOOOOON.
Escuchando los gritos de Lari, Diegón se asusta
y viene corriendo a ver qué sucede.
Lari llora y las lágrimas corren por sus mejillas
como un río mientras Diegón la regaña por no haber
hecho lo que él le dijo.
Diegón: Pero Lari ¿por qué hiciste este desastre?
Larí: Yo no sé, yo no sé
Diegón: ¿Ves? Tú nunca sabes nada. No sólo tú estás
pegada: el volante no se mueve, las puertas no se abren,
los cauchos están pegados del piso. Me echaste a perder
mi trabajo Lari.
Lari: Noooooo, yo no fui, yo no fui
Gritaba Lari llorando cuando de repente sus papás
entraron en el cuarto
Mamá: Lari, Lari despiértate que tienes una
pesadilla
Lari: Noooooo, yo no eché a perder el carro
volador
Papá: Pero Lari, eso no existe, los carros no vuelan
Lari: Si, si el que hizo el ratón Diegón si vuela
Mamá: ¿Y cómo es eso de que tu hermano es un ratón?
En eso lari se despierta y pregunta:
¿Y yo tampoco soy una gata?
Papá: No Lari ¿Por qué dices eso?
Lari: Es que yo tuve un sueño bien lindo. Era una gata
y mi hermano un ratón
Mamá: ¿Y por qué no te lo comiste?
Lari: porque me quedé pegada del asiento del carro
Jajajajajaja todos se rieron del sueño de Lari y cuando
Diegón escuchó las risas se acercó al cuarto y pregunto:
¿A qué se deben esas risas que me despertaron?
Lari: jajajaja a que tú eres un ratón
Y de ahí en adelante empezaron a decirle ratón a Diegón
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado y quien le eche
pega al asiento se queda pegado