Los
jovencitos se fajaron
a
aguantar gases y perdigones
mientras
fueron apoyados
por la
multitud quien los auxiliaba.
Entre el
vinagre y el malox
los gases
tóxicos se aguantaban
y la
gente seguía empeñada
en
esperar que las bombas se les acabaran.
Los
protestantes a irse se negaban
y entre
consignas, aplausos y gritos
se
pasaban las horas unas tras otras
mientras
los desgraciados policías
a la
marcha arremetiendo seguían.
Pa´ lante
y pa´ atras, así estuvimos
adelantando
cinco pasos y atrasando tres
para
resguardarnos de los salvajes
que
finalmente decidieron
darnos
con todo para apartarnos.
Bombas,
ballena, perdigones
esos
policías de mierda no tiene cojones
pasan
hambre y hasta comen de la basura
y siguen
jodiendo para mantener esta locura.
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